La película que nos ocupa en el día de hoy supuso el debut cinematográfico del mexicano Alejandro González Iñárritu. Es una cinta de gran calidad, probablemente no es una obra maestra, pero seguramente es la mejor película de Iñárritu hasta el día de hoy, muy por encima, creo yo, de otras de sus obras cumbre, entiéndase 21 gramos y Babel. Junto con estas últimas Amores perros forma la llamada Trilogía de la muerte y sirvió como escaparate internacional en la carrera de su protagonista, el actor Gael García Bernal.
La película obtuvo innumerables galardones (Ariel, BAFTA, premio de la crítica en Festival de Cannes), pero no logró alzarse en su edición de los Oscar a mejor película de habla no inglesa. Consiguió hacer una taquilla memorable en México, siendo la quinta película más vista hasta entonces en los cines aztecas.
Amores perros se divide narrativamente en tres historias cuyos grupos de personajes no se llegan a conocer, pero cuyas etapas vitales más importantes tienen lugar a partir de un accidente de coche en el que todos de alguna manera forman parte. Desde entonces Iñárritu adopta esta forma de contar sus películas, basándose en tres historias diferentes pero que tarde o temprano terminarán cruzándose.
La primera historia se centra en el joven Octavio (García Bernal) que utiliza al perro de su hermano para pelearlo en combates clandestinos y conseguir el dinero suficiente para fugarse con Susana, la maltratada mujer se su hermano. La segunda es la historia de Daniel y Valeria. Daniel, un hombre de 42 años, deja a su mujer y a sus hijos para irse a vivir con Valeria, una hermosa modelo (Goya Toledo). El mismo día en que ambos festejan su nueva vida, el cruel destino hace que Valeria sea víctima de un trágico accidente. La tercera historia, y no menos importante, es la de Chivo, un hombre de misterioso pasado que se dedica a recoger a todos los perros abandonados y a ser un asesino a sueldo.
En cada una de las tres historias que forman parte de este collage urbano mexicano se advierte la presencia del perro como animal en sí mismo y como metáfora misma de cómo es la vida humana en sí y, sobre todo, cómo es ésta para los personajes de la historia. Iñárritu se sirve de unos personajes puramente humanos con todos sus defectos y vilezas, que le ayudan para poner de manifiesto lo más perro de la naturaleza humana.
Lo más valorable de esta hermosa película es que Iñárritu abarca con una mirada dura, terriblemente amarga y cargada de denuncia la realidad de gran parte de las relaciones sentimentales y familiares, el esnobismo de los poderosos, la dictadura de la belleza, el maltrato personal y animal, los mundos marginales de las grandes urbes, la delincuencia, las apuestas ilegales, los asesinos a sueldo de una manera absolutamente brillante. Casi todo lo criticable de la sociedad moderna es sutilmente criticado en algo más de dos horas que dura el metraje.
Lo que hace grande a este film es que no puedes quitar los ojos de la pantalla en ningún momento, a pesar de llevar un ritmo pausado en ocasiones, y, sobre todo, que contiene algunas escenas dignas de ser recordadas. Y me viene a la cabeza el magnífico actor que hace el papel del Chivo (Emilio Echeverría) alejándose en el horizonte con Coffee.
Definitivamente, una película para verla y disfrutarla en más de una ocasión.
FICHA TÉCNICA Y TRAILER
Dirección: Alejandro González Iñárritu.
Dirección artística: Brigitte Broch.
Guión: Guillermo Arriaga.
Música: Gustavo Santaolalla.
Sonido: Antonio Diego, Martín Hernández, Geoffrey G. Rubia, Rudy Pi.
Fotografía: Rodrigo Prieto.
Montaje: Alejandro González Iñárritu, Luis Carballar, Fernando Pérez Unda.
Efectos especiales: Alejandro Vázquez.
Reparto: Gael García Bernal, Vanessa Bauche, Jorge Salinas, Rodrigo Murray, Goya Toledo, Gustavo Sánchez Parra, Emilio Echeverría.
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