lunes, 19 de septiembre de 2011

Geniales cortometrajes. Capítulo 8.

Nos encontramos en Nápoles, años 40. Cuatro niños juegan alegremente al fútbol, pero su balón termina accidentalmente en el patio de la casa de una vieja. Ésta les coge el balón para que no vuelvan a jugar. La venganza será terrible... porque hay cosas que nunca se olvidan.

Este es el punto de partida de Porque hay cosas que nunca se olvidan, un cortometraje con matices de comedia negra dirigido por el argentino Lucas Figueroa. Este corto de financiación plenamente española, rodado en italiano en un pueblo de Segovia, ha entrado en el Libro Guinness de los Records por ser galardonado con la friolera de cerca de 300 premios a lo largo de dos años.

Figueroa contó para el corto con la colaboración testimonial de los futbolistas Amadeo Carboni y Fabio Cannavaro.


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